Ayer cruzamos el país. 260 km de infarto.
A la mañana salimos de Ohrid (Macedonia) sin un destino muy
claro. Podríamos pasar la noche en Albania o un poco más allá, en Montenegro.
Cambiamos los planes de ayer noche y salimos bordeando el lago Ohrid para cruzar a Albania por Radolishta.
Queríamos pasar por Tirana
(capital) y conocer un poco el corazón del país. Por lo que habíamos leído de
Albania, no había mucho que visitar, con lo que pensamos que un café sería suficiente para hacernos una
vaga idea de la ciudad. Salimos con esa idea, y durante las curvas del lago
fuimos imaginándonos como podría ser el país. No nos cruzamos con nadie
en toda la carretera. Era raro y mas siendo
el paso aduanero principal entre Macedonia y Albania. Quizás fuese una
tontería, pero con eso y con todas las
historias que habíamos leído de bandidos
y mafias más de una vez pensamos en qué carajo se nos había perdido en
Albania. Pero para cuando quisimos
cambiar de opinión ya estábamos en frente del policía Macedonio que nos
daba paso para la aduana Albanesa. Habíamos leído que los albanos comprobaban
hasta el número de serie del vehículo, pero nada más lejos de la realidad. Nos
pararon, bajamos de la moto con la documentación y los pasaportes, y miraron la
matricula. Con un gesto serio afirmaron – Franceses - buff pensé, haber como les explicamos
que tengo pasaporte Español y matrícula
francesa. Pero antes de mediar palabra dijeron,… - ei, español !!! Ayer España
– Italia, bien España ¿no? Contentos, pasar, pasar…
No sé ni si llegaron abrir los
pasaportes, será que el fútbol no tiene
fronteras… y yo sin saberme la alineación.
Entramos en Albania y lo primero
que vimos fue un monte sembrado de búnkeres y justo debajo un reststop de carretera donde tomarnos un desayuno. Aquí
conocimos el primer bandido, si no tienes leks albaneses pregunta
el precio por que te van cobrar lo que les dé la gana, y claro no cogen
tarjeta.
Mientras nos tomábamos el caldo de pollo bromeamos acerca del tema
de los Mercedes robados. El entrono daba juego,
enfrente teníamos media docena de coches aparcados, 5 de ellos Mercedes,
y al lado de ellos un grupeto de señores
que no acababan de casar del todo con el perfil de clase A.
Arrancamos la moto y tiramos hacia Tirana. Durante el camino
fuimos escoltados por un sinfín de búnkeres a ambas orillas del rio, muchos de
ellos integrados perfectamente en la arquitectura
rural y aprovechados como gallineros,
almacenes, pajares…., pero todos fruto da la paranoia belicista de algún iluminado.
En la carretera volvimos a
constatar que lo de los Mercedes en Albania es exagerado, más de la mitad de
los coches con los que nos cruzábamos eran Mercedes, y muchos de ellos de última
generación. Sorprende y mucho ver tanto Mercedes cuando algunas carreteras están sin asfaltar y sin señalizar, las viviendas están sin terminar y las industrias convertidas en ruinas. También se ve mucha
gente sentada a pie de casa sin nada que hacer, charlando
con los amigos y viendo pasar la vida. Los que han decido hacer algo parece que
han tenido la misma idea y han sembrado la carretera con negocios caseros de
limpiacochazos.
Seguimos la carretera nacional hasta que se convirtió en
autovía. Una autovía un tanto peculiar porque por ella viajaban coches en
contra dirección a ambos lados de la mediana. Al principio te sorprendes, luego
sientes cómo una sudoración fría recorre todo tu cuerpo y finalmente te
acostumbras. Eso si, la tensión te acompaña durante todo el país. Y menos mal,
porque te permite tener los sentidos alerta para estar preparado para
eventualidades como la de que la autovía se acabe repentinamente en una escombrera para
girar 90º y coger una pista para entrar
en la ciudad, apartarte para permitir
adelantamientos a tres bandas, esquivar boquetes, cajas, piedras, etc
Albania será el país más pobre de Europa, pero parece que lo
están intentando arreglar a base de recaudar en las carreteras. Tuvimos suerte
de que los muchos controles de policía que vimos estaban en la dirección
contraria a nuestra marcha, pero viendo las broncas que tenían montadas con los
lugareños y sospechando
que calculaban la velocidad a ojo mucho cuidado con cruzarse con ellos.
En medio de todo este caos surrealista no encontramos ganas de parar hasta que dimos con un parking
vigilado en un centro comercial fantasma. Sorpresa! Dentro del recinto impoluto
había más guardas de seguridad que clientes. Aprovechamos para comer algo antes
de acabar de cruzar el país por la frontera de la costa con Montenegro. Para
salir no nos pusieron ningún problema.
Camino de Tirana |
Bunker reciclado para gallinero |
te has rayado un poco he visto el país y no está tan mal. Incluso son buena gente es una lastima que entras en un país con el miedo que te van a rrobar etc, es un pais que luchó mucho contra los musulmanes y tiene mucha naturaleza. No has visto nada del país si entras y ni paras. un saludo
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