Camino Tanger

A las 7h de la mañana apareció el mismo chaval de la grúa del día anterior, pero a diferencia de ayer hoy venía con unos papeles en la mano. Eran una especie de contrato en el que se reflejaban los daños que tenía la moto. Hicimos el inventario y le ayude a subir la moto a la grúa.

Le pregunte como la iba a sujetar con las carracas, y no obtuve respuesta alguna. Entre que no me entendía y no quería entenderme era como hablar con un marciano. Me imagino que todavía seguía mosqueado conmigo por haberle explicado a mi seguro lo que paso y decirle  que no pagase al intermediario en Marruecos  las tres grúas que nunca llegaron al Hotel.

El chaval iba su rollo y sin mediar media palabra comenzó a sujetar la moto de cualquier manera, tirando con unas carracas de cualquier lado y sin poner ninguna protección.
Que cansinos, hasta que no me puse borde y le quite la carraca no paro ce hacer el anormal. Al final, acabamos atando nosotros la moto a la grúa.
No montamos delante con él y nos pusimos camino Tanger.

Le preguntamos cuanto tardaríamos, y nos comentó entre dientes que unas doce hora. Le dijimos que no podíamos tardar mucho mas porque teníamos que coger un ferri a las 19h.  No dijo nada.
Empezamos el viaje, velocidad punta 85 km/h y siempre que hubiera cuesta  abajo, velocidad media 60 km/h, imposible de superar la media si constantemente dejaba de acelerar y metía punto muerto.
Vaya puto viaje! y así doce horas.

Cuando ya nos habíamos hecho a la idea de que esto iba a ser un infierno, el tío se paro en el arcén. - Que pasa? le pregunte. Nada, tenemos que esperar  a otra grúa. Me contesto. - Comorrrrr?...
A los 5 minutos apareció otra grúa de la misma empresa, con los mismos problemas para fijar la moto y con el mismo tipo de conducción. Desesperante.

Pero la sorpresa fue morrocotuda cuando este volvió a parar y pidió una tercera grúa. Más de lo mismo, no, peor.

Conseguimos llegar a MEKENES y evitar que nos llevara hasta Tanger por la carretera nacional. Tuvimos que insistirle mucho hasta que por fin decidió coger la autopista de la costa.

Al final llegamos a Tanger, y  vimos como nuestro ferri partía sin nosotros. Preguntamos a qué hora era el siguiente y nos comentaron que hasta media noche nada. El gruista nos miró con una sonrisa,  y después de habernos torturado durante todo el viaje, se atrevió a decirnos  que  nos dejaba allí la moto porque se tenía que volver. Estaba contento porque había conseguido que perdiéramos el ferri, no le gustó la idea de tener que pagar la autopista y nos trajo a pedo burra. Sin embargo, cuando le comentamos que la moto era responsabilidad suya y que en el papel ponía que la tenía que entregar dentro del ferri se le cambio la cara.

Si el viaje hubiese sido medio normal nos hubiésemos quedado nosotros cuidando la moto y la hubiésemos subido empujando al ferri para que el gruista se fuera a su casa, pero después de como había sido todo decidimos irnos a cenar algo por allí y volver a las 00h.
Cuando volvimos nos acercó con la grúa al ferri y nos despedimos de Marruecos.


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